Pruebas de personalidad
Personalidad Sabio
Octavo bajo
Los Sabios en octavo bajo ocupan, o se esfuerzan por ocupar, con gran constancia la posición de consejeros y maestros de vida. Inteligencia, experiencia y conocimiento son las columnas que los sostienen en su posición dominante y que llevan su actividad mental a direccionarse bajo un simple principio de base: «Nosotros siempre tenemos razón». Estas máscaras consideran, por tanto, su punto de vista superior al de los demás y siempre tienen una opinión elaborada y alternativa sobre cualquier tema. Los Sabios, además, debido a su fuerte orgullo, son menos propensos que otros a recibir críticas y, ante un problema, intentan imponer su solución con el apoyo de la lógica, la astucia y la gran cantidad de información adquirida a lo largo de los años. Por todas estas razones y por la consiguiente identificación con la mente, en ellos predomina claramente el principio masculino. En cada máscara, sin embargo, siempre hay diferencias entre la imagen que quiere proyectar al exterior y cómo se siente realmente en su interior. El Sabio se caracteriza, de hecho, por una sutil y bien escondida inseguridad que lo lleva a buscar confirmación en los juicios de los demás y a pedir que le recuerden y reconozcan sus cualidades. Por estos motivos, el compañero ideal que busca es, la mayoría de las veces, el Altruista.
En cuanto al porcentaje, esta es una de las Máscaras más extendidas en la población, estimada en poco menos del veinticinco por ciento.
Octavo alto
En octavo alto, el salto cualitativo en las relaciones que el Sabio mantiene consigo mismo y con el exterior es enorme. En esta transformación, esta Máscara aprende a hacer algo que antes nunca habría hecho, salvo raras veces: prestar atención sincera a las palabras de los demás. El sentimiento de superioridad aquí se abandona totalmente en beneficio de ponerse al servicio y ofrecer un apoyo genuino. Así, cuando el río de la vida trae al Sabio la compañía de otras personas, estas pueden obtener, en consecuencia, un gran beneficio. Quien se encuentra cerca de una octavo alto de este tipo descubre un profundo punto de referencia, consciente de las dinámicas de nuestras existencias y siempre disponible para el diálogo directo y la comprensión.
Personalidad Egoísta
Octavo bajo
Los Egoístas son aquellos que construyen su reputación sobre el poder económico, la fuerza física o cualquier otro instrumento material que los haga atractivos, ricos y famosos o que, al menos, les permita alcanzar u ostentar estas características. Entre las máscaras, son sin duda las que tienen una relación más intensa con los bienes materiales y con las experiencias ligadas al cuerpo. Estas personas están convencidas de que para conocer realmente a alguien es necesario evaluar lo que desea y lo que posee. Ejemplos más extremos y evidentes de esta categoría son los empresarios con autos de lujo y casas lujosas, los culturistas, las damas vestidas con elegancia y cientos de zapatos en el armario, los tatuados por moda, los fanáticos de los selfies, los jóvenes con motores tuneados y música a todo volumen que los acompaña por la calle. En las relaciones con los demás, los Egoístas en octavo bajo permanecen principalmente centrados en sí mismos, lo que los lleva a focalizar la atención de las personas que los rodean en ellos, de manera similar a lo que ocurre con los Sabios. Sin embargo, a diferencia de esta categoría, los Egoístas construyen su imagen y la de sus compañeros principalmente sobre las cualidades materiales que poseen. La necesidad de reconocimiento se traduce en ellos en la búsqueda de compañeros/as que estén a la altura de una vida rica y socialmente deseable o que, al menos, les ayuden a luchar por tenerla. La obstinación y la plena conciencia de sus supuestas capacidades sostienen esta Máscara y a menudo le confieren un aire arrogante.
Los Egoístas representan casi el veinte por ciento de la población humana y se identifican principalmente con el principio masculino.
Octavo alto
En octavo alto, los Egoístas son verdaderos mecenas y financiadores de proyectos e ideas ajenas. Se demuestran, por tanto, aliados y compañeros perfectos que saben identificar siempre los mejores métodos para «integrarse» en la sociedad y aprender a marcar la diferencia en cada uno de sus ámbitos y sectores.
Personalidad Altruista
Octavo bajo
Los Altruistas son aquellos que siempre se esfuerzan por ayudar a los demás, especialmente a los más débiles. Si hay que hacer tareas en casa, mandados o obras de caridad, están constantemente en primera fila. Presentan en sí mismos un marcado principio femenino y dedican cada una de sus acciones y comportamientos a la armonía, profunda o superficial, interior y exterior. Este tipo de personalidad busca asegurarse una reputación de buena persona, dulce y atenta a las necesidades de todos, incluso más que a las propias. Le gusta estar en familia, o en compañía de otros, y convertirse en un importante apoyo y confidente de emociones y secretos. Considerando todos estos motivos, para quien busca un abrazo o consuelo para sus penas, el Altruista se convierte en una verdadera mina de oro. En octavo bajo, los Altruistas se caracterizan por la inseguridad y la preocupación en las relaciones con los demás. De este sentimiento nace el deseo de establecer vínculos lo más estables y duraderos posibles, así como un gran miedo a verlos terminar. Quedarse solos y sin un contexto emocionalmente satisfactorio es considerado por estas máscaras como un gran fracaso, y para evitarlo están dispuestas a todo. En este nivel de personalidad egóica, el compañero ideal, ya sea laboral o íntimo, suele ser el Sabio, quien permite a la pareja encontrar una complementariedad respecto a su propia idea de seguridad y defensa hacia el mundo exterior.
A nivel porcentual, es una de las Máscaras más presentes entre la población y podríamos encontrarla en aproximadamente el treinta por ciento de los individuos.
Octavo alto
En octavo alto, el Altruista se caracteriza por vínculos sinceros y basados en un universo rico en grandes emociones. Su capacidad de amar incondicionalmente es total, y el lazo que expresa hacia la vida envuelve y arrastra profundamente a cualquier otra persona. La necesidad de reconocimiento y el miedo a la muerte, que antes dominaban, aquí son trascendidos profundamente, y el Altruista se convierte en la encarnación de la fraternidad y la armonía misma. Un avatar (del sánscrito ava: abajo, tri: pasar; encarnación divina) enviado a la Tierra para abrir los corazones.
Personalidad Ermitaño
Octavo bajo
Los Ermitaños son personas que huyen de las responsabilidades o que no las aprecian en absoluto. El objetivo más preciado de un Ermitaño podría ser vivir solo, quizás en una tierra lejana y trabajando por su cuenta o en algo que no requiera gestionar a otros ni ejercer ningún tipo de poder. Para esta categoría, suele ser fundamental la relación con el arte y la transmisión, a través de esta, de su visión del mundo. Los ejemplos asociados a la Máscara del Ermitaño son aquellos que normalmente se etiquetan como «alternativos» y como quienes tienden a salirse de los esquemas de la masa. También es útil especificar aquí que el Ermitaño, la mayoría de las veces, tiene una buena relación consigo mismo y busca dentro aquellas respuestas que otras Máscaras se esfuerzan por encontrar en la sociedad externa. Por estas dos características, los Ermitaños son una categoría de personalidad muy presente en el ámbito espiritual. En octavo bajo, los Ermitaños no establecen relaciones profundas con otras personas y se encierran en su propia visión del mundo. Incluso en el caso de una vida pasada forzosamente en compañía de muchas máscaras, su actitud sigue siendo reservada y poco propensa a una apertura real. El miedo al fracaso juega en esta categoría un papel fundamental y acompaña su aislamiento de la sociedad y la dificultad de expresión hacia el exterior. No es casualidad que muchos de los grandes artistas de nuestra historia hayan tenido grandes problemas personales: el arte ha sido para ellos la mejor manera de escapar del mundo y también la más eficaz para permanecer en él.
En términos porcentuales, no superamos el quince por ciento aproximado de seres humanos.
Octavo alto
En octavo alto, los Ermitaños cambian totalmente su relación con el mundo y, a través de su arte, le regalan sus obras más bellas. Las personas encuentran en ellos un encanto inimitable y una visión de la vida maravillosamente libre de cualquier esquema egóico estable. La imaginación y una gran sensibilidad transportan a estas máscaras hacia el diseño de una nueva forma de ver la realidad, las llevan a tener visiones de una Humanidad diferente y a la resolución genial de problemas insuperables para cualquier otro.
Personalidad Perdedor
Octavo bajo
Los Perdedores se sienten toda la vida los últimos de la lista, los menos considerados o menos merecedores de atención. Estas personas tienen la simpática costumbre de quejarse diariamente por cada evento desafortunado que les ocurre y consideran la vida como una especie de apuesta perdida de antemano. Sus experiencias son fracasadas y dolorosas desde casi todos los puntos de vista, o al menos eso es lo que cuentan. Una autoestima particularmente baja y un sentido de emprendimiento seriamente anulado caracterizan a los Perdedores y los llevan a pedir ayuda constantemente o incluso a no tener esperanzas de recuperación. En octavo bajo, los Perdedores exigen extrema atención de las personas que los rodean y, por este motivo, tienden a buscar Altruistas que deseen escucharlos y apoyarlos/soportarlos. Su principal característica es, en cualquier caso, la de ser enfermos incurables que, incluso cuando las cosas parecen ir bien, encuentran la manera de destruir o entorpecer el clima de serenidad creado con esfuerzo. Resultan dependientes de sus parejas y poco dispuestos a ayudar seriamente o sostener a su vez a sus amantes y amigos.
A nivel porcentual, estas son las máscaras menos presentes, se sitúan alrededor del diez por ciento del total y, debido a su pasividad, predomina en ellas el principio femenino.
Octavo alto
En octavo alto, estas Máscaras tienen más experiencia que todas las demás en el fracaso de una vida ligada a las necesidades del ego y, por este motivo, se convierten en terreno fértil para cualquier posible cambio en el mundo. Todo gran campo cultivado, después de haber sido profundamente abonado, puede convertirse en hogar de grandes árboles y de toda la exuberancia de la que es capaz la vida. Su transformación es total: el paso va de una personalidad que no cree en sí misma a una que hace tesoro de su pasado para aliviar las heridas ajenas. Las personas que logran conquistar una octavo alto de este tipo pueden convertirse en ayudantes, consejeros y compañeros maravillosos. Finalmente sienten que pueden creer en sí mismas y así llegan a creer profundamente en los demás. En ellas, los principios se armonizan en el mundo interior con una fuerza antes inimaginable y crean una identidad que puede enriquecer cualquier relación y vínculo que deseen crear.