Nostalgia

Qué palabra trágicamente dulce es «nostalgia». Tiene orígenes griegos y está compuesta por dos elementos: νόστος (nóstos): «regreso, viaje de vuelta» y ἄλγος (álgos): «dolor, sufrimiento». El término nació cuando un médico lo acuñó para describir el dolor de los soldados lejos de casa. Para ellos, cada día era una eternidad, y el deseo de regresar se transformaba en sufrimiento. Y la palabra griega tiene luego una encantadora hermana en Oriente, en la poética lengua japonesa. Aquí, «nostalgia» se traduce con maravillosa simplicidad: ichijitsu sanshū, «un día, tres otoños» … el tiempo que se dilata cuando el corazón espera.
Pero la nostalgia no es solo carencia. También es la prueba de que lo que hemos vivido ha dejado una huella profunda en nosotros, algo que nos ha cambiado. En la espera de reencontrarse se esconde un crecimiento silencioso; en el recuerdo se guarda la brasa aún caliente del amor vivido. Y quizás, precisamente en la distancia, se fortalece el sentido de unidad que nos une indisolublemente los unos a los otros.
No hay medicamento que cure la nostalgia, ni caricia que pueda esconderla o disolverla.
Es como un delicado perfume que, por un instante, te recuerda que amar y sentirse amado es lo único que realmente importa.
Un abrazo nostálgico